lunes, 18 de julio de 2011

Obsesión.

Nací pegada a un cuerpo regordete, mas bien diría gordo, era una pelota gorda con cabeza, los papos cubrían toda mi cara y las arrugas hacían de mi cuerpo algo así como una camiseta con letras ocultas gracias a las arrugas. Me acuerdo que tenía una foto junto a un melón enorme, a mi lado era diminuto. Pero bueno, supongo que la gran mayoría de niños de pequeños eran gordos, gordos sonrientes comiendo llorando cagando y meando todos los días y a todas horas, gordos con arrugas, gordos asquerosamente achuchables, gordos que robaban sonrías ocultas en esas personas tristes, gordos sin preocupaciones. Pero no nacemos pequeños y nos quedamos en esa etapa, creces, comes, bebes, cagas, meas, duermes, igual que lo hacías con esa edad, pero todo aumenta. La estatura crece, las manos, los pies, el pelo, los años, a algunos hasta la barriga. Y al igual que todo el mundo, yo también crecí, sin preocupaciones y sonriente, como todos los niños con sus caramelos. Nunca tuve preocupaciones por todo aquello que la tele remueve, la veía mucho pero nada influenciaba en mi. Supongo que tampoco tuve la infancia que todas las personas tuvieron, esa infancia común, pero eso es algo que solo se yo. Después de todo eso siempre llega la adolescencia, esa eterna adolescencia de la cual para los padres o personas mayores no sales nunca, y ahí es cuando vienen los "problemas" por llamarlo de alguna manera. No toda la vida está llena de felicidad, cuando creces te reconcome todo, y a mi me empezó a reconcomer lo que la sociedad quiso que me reconcomiera, el jodido y asqueroso físico. No era una de esas personas de envidar, era rellenita, tampoco demasiado, pero lo era, y no me gustaba absolutamente nada, me obsesioné y llegaron a pasar 8213123 gilipolleces por mi cabeza, y ahora, pasando casi la mayoría de edad sigo obsesionada con ese jodido tema. Es algo que puede conmigo, el echo de ver a la gente con el cuerpo que yo siempre he querido tener me atormenta, puede conmigo hasta llegar a malvalorarme, despreciarme y odiarme físicamente hasta mas no poder. Y es que si la jodida puta sociedad admitiera mas a las personas rellenas todo iría mejor, pero el jodido echo de ir a una jodida tienda y que no te valga tu jodida talla me atormenta, me obsesiona, me hace que me odie mas. Vivo obsesionada, obsesionada con algo que puede conmigo.

1 comentario:

  1. Me pasa igual, pero un tanto (mucho) diferente. Yo soy demasiado flaca y no me gusta, inconformidad everywhere

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